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martes, noviembre 04, 2008

Carta desde el Exilio




Querido Amigo:

No preguntes por que el estar tan lejos de los nuestros duele tanto, el no poder abrazarlos y querer sacarlos por el teléfono, querer que sus manos nos toquen la cara cuando ellos tocan el teclado al escribirnos.

Que duro es este exilio cuando las aves vuelan al sur buscando calor y nosotros nos quedamos estáticos viendo las hojas caer, viendo esta ciudad volverse gris preguntándonos que carajo es “el sueño americano”.

Quienes nos acompañan cada día? las remesas, las cuentas de teléfono, los emails, las fotos de gente que se va convirtiendo en extraños por que aunque queramos ya no somos parte de su circulo inmediato.

Este exilio voluntario o no, lo decidimos cansados de un sistema que colapso hace mucho, donde ya no quedan sueños, los sueños se derritieron en una heladera luego de un apagón de veinticuatro horas, esos sueños y anhelos que se llevo una patana en una autopista oscura y sin señalización.

Vinimos a luchar con el alma y los dientes y hoy tenemos la esperanza hasta ingenua de que todo puede cambiar y si que puede, por que muchos hemos encontrado aquí la esperanza y la tranquilidad, lo que pasa es que no nos gusta que nos digan lo que tenemos que hacer, estamos acostumbrados a la cultura del desorden y del caos.
Algún día tendremos la recompensa y volveremos a estar con los nuestros, mientras sigamos haciendo lo que hacemos día a día, trabajar, añorar ese mar azul de los domingos y pedirle a Dios que ayude a ese paisito a salir de ese abismo y tengamos una nación segura y justa.

Sigamos soñando imposibles, a veces las utopías se cumplen.