El ensayo...

Aquella noche de abril llovía, las calles parecían una selva tropical de vidrio y acero, Iba un mi carro indiferente, las luces de la ciudad parecían estrellas tristes en el firmamento, como el Caballo de Troya me disponía a entrar a tu ciudad y conquistarla completa.

Apareciste en la puerta como salida de un cuento de hadas, sublime, casi irreal, etérea; quería llevarte a descubrir el mundo: mostrarte los campos Elíseos, besarnos en lo mas alto de la Torre Eifel, que vieras con mis ojos las pirámides y las maravillas del mundo; observamos como la Atlantis resurgia en todo su esplendor, las vidas paralelas eran posibles si estaba a tu lado.

Toda esa noche fue inverosímil te dije que te amaba veintitrés mil veces en ocho idiomas distintos, para luego recordar la estrella en mi bolsillo, había elegido la mas bella para ti, tome aquella cajita negra te mire a los ojos y entonces todo se frisó, las manecillas del reloj detuvieron su danza macabra.

Desperté asustado chapoteando el agua todavía caliente, para descubrir decepcionado que todo había sido un sueño, con un movimiento brusco alcance la toalla, me mire al espejo te recordé y sonreí, en el lavamanos estaba el anillo con el que tanto practique aquel ensayo.

Aquella noche de Abril llovía…