Seguire a caballo...

Chapita, el jefe, el tirano, el generalísimo, el chivo son algunos de los apodos que el folklore dominicano y el terror se encargaron de dar al que fuera por tres décadas “benefactor de la patria nueva” Rafael Leónidas Trujillo Molina era comandante de la Guardia Nacional, un cuerpo militar creado por los Estados Unidos para preservar sus intereses en la isla eso lo sabe todo el mundo, la suerte o el azar le sonrieron pero los días de libertad de pueblo dominicano estaban contados.
Se sirvió de todo el de confianza que tenía a su alrededor y apoyándose en el ejército y la policía reprimió brutalmente toda oposición y llevándose de encuentro todo el que no lo llenara de halagos y le recordara que en la tierra el y en el cielo Dios.
Sus delirios de grandeza fueron tales que se adueño del nombre de nuestra capital, lleno la ciudad de enormes monumentos como para querer perpetuar su memoria y para demostrarle a su ego que podía ser mas grande que sus ansias de control totalitario.
Cometió barbaridades y nuestra historia tiene 30 años de páginas muy negras, mucha gente joven murió, gente muy valiente y valiosa, cuando el régimen ya no le sirvió mas de títere a los americanos paso lo que tenia que pasar “mataron al jefe” se escuchaba la algarabía en las calles, quedaron sus palacios, quedo su época de gloria, de millones, de bonanza, pero también de silencio, represión y dolor.
Han pasado 45 años de su ajusticiamiento y dejo varias incognitas en el aire: